1. El Mundo de Alicia como punto de partida


El trabajo cero de este proyecto se materializó en 2008. Se llama “Alicia perdida en el país” y nos presenta a esta nena construida a partir de hilo, en un espacio completamente blanco, con una retícula de alambre que se cierne sobre ella. A la distancia podría deducir que el alambre es una tela de araña y que ella está perdida en un mundo con mandatos que aún no comprende. Pero por su actitud se ve que quiere encontrar el sentido de su vida.

1.1 El concepto de Alicia

En este recorrido me apropio de un aspecto de esta emblemática aventurera en un “país que tenía su puerta de entrada en una madriguera”[1], contradictoria por su inocencia ambigua, casi balthusiana. Invoco a la chica que “crece y se encoje, se ridiculiza”[2]. En palabras de Graciela Montes, Alicia en el País de las Maravillas es un texto que explora “la angustia de no crecer y de crecer demasiado, el miedo a las modificaciones del cuerpo, el temor a los adultos, la dificultad para comunicarse con ellos, el terror a perder la identidad”[3].


1.2 Alicia en mi trabajo

La historia que se está contando en mi trabajo —incluso como una ausencia— es la de la chica que se enfrenta al enorme peso de los mandatos inculcados desde la cuna, de aquello esperado para una mujer en la vida.

Ella se debate entre las ilusiones, que construyó con esa información, y la realidad, que en un mundo fragmentado y cambiante le impone sus reglas, tiempos, coordenadas, desafíos, tentaciones y vértigo.

Pero la realidad no le da la información para de-construir y adaptar esa ilusión infantil. Yo la convoco para que su costado temerario ayude a descifrar el acertijo al que la enfrento, una búsqueda de conciliación que nos permita superar estigmas y descubrir —y aceptar— el deseo.



[1] véase el Estudio preliminar de Graciela Montes en: Lewis Carroll. Alicia en el país de las maravillas.. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1979. p. I .

[2] op. cit. p. IV.

[3] op. cit. p. VI.